Forjando cuerpos fuertes, sanos y peronistas. Los héroes deportivos de Avellaneda ...
Resumen*
Dentro del dispositivo de poder desarrollado por el peronismo desde su llegada al gobierno en 1946, el rol desempeñado por diversos conglomerados urbanos metropolitanos como Avellaneda tuvo un papel relevante. En efecto, este municipio, puerta de entrada a la rica Ciudad de Buenos Aires, fue un puntal de las diversas estrategias implementadas por el novel gobierno, entre las que se destacan aquellas atinentes a la educación de los cuerpos. Avellaneda resultó entonces un laboratorio en el que el peronismo desplegó políticas populares y masificadoras de prácticas corporales institucionalizadas, en las cuales se utilizaron como propagandas las retóricas patrióticas asociadas a los “héroes deportivos locales”. A través de un pormenorizado análisis de fuentes, tales como diarios locales y los programas políticos esbozados entre 1946 y 1955, se proponen una serie de consideraciones acerca de cómo la cultura física en general y el deporte en particular le sirvieron al peronismo, y viceversa.
Palabras clave: Peronismo – Educación de los cuerpos – Deportes – Cultura física – Avellaneda
Resumo
Dentro do dispositivo de poder desenvolvido pelo peronismo desde a sua chegada ao governo em 1946, o papel desempenhado por diversas áreas metropolitanas como Avellaneda cumpriu um papel importante. De fato, esta cidade, porta de entrada para a rica cidade de Buenos Aires, foi um lugar central das diversas estratégias implementadas pelo novo governo, entre as quais se destacam aquelas dedicadas à educação do corpo. Então, Avellaneda virou um laboratório no qual o peronismo implantou políticas populares e massificadoras das práticas corporais institucionalizadas, que foram utilizadas como propaganda das retóricas patrióticas associadas aos “heróis desportivos locais”. Através de uma análise detalhada das fontes, tais como jornais locais e programas políticos delineados entre 1946 e 1955, se propõem uma série de considerações sobre a cultura física em geral, e desportiva em particular.
Palavras chave: Peronismo – Educação dos corpos – Esporte – Cultura física – Avellaneda
Abstract
The south urban part of Buenos Aires played an important role during Juan Domingo Perón institutional government between 1946 and 1955, especially Avellaneda city as an industrial pole. Indeed, this town, gateway to the rich city of Buenos Aires, was object of an important part of political strategies implemented for educate workers bodies. Thus, this territory was a laboratory for Peronism, used for developing popular and mass institutionalized policies served as patriotic propaganda argued by a nationalist rhetoric of “Avellaneda’s sports heroes”. Through an analysis of local newspapers and political agenda between 1946 and 1955, this texts presents a number of considerations about how physical culture (especially sports)was used by Peronism as a legitimate way of extending social practices and official speeches, as vehicles for developing the idea that individual effort means collective benefit.
Keywords: Peronism – Corporal education – Sports – Physical culture – Avellaneda
Introducción
La localidad de Avellaneda fue central en la construcción del dispositivo de poder del peronismo. Con la excepción de un grupo de vecinos tradicionalistas que expresaron ciertos recelos conservadores por la pérdida de un porcentaje importante de su territorio en ocasión de la autonomía obtenida por el naciente partido bonaerense “4 de Junio” en 1944 (el cual a partir del derrocamiento de Juan Domingo Perón en 1955 pasará a denominarse con el nombre que se lo conoce en la actualidad: “Lanús”),[1] puede considerarse que una significativa mayoría de la población del conurbano sur del área metropolitana de Buenos Aires simpatizaba con el ideario peronista. Esta afirmación se corrobora con el hecho de saber que todos los intendentes electos en el lapso que el novel peronismo rigió los destinos de la República Argentina, entre 1946 y 1955, fueron del partido Justicialista; aunque en un proceso no exento de disputas ni tensiones.[2] Por otro lado, la proliferación de fábricas y trabajadores hizo que esta zona fuera decisiva en la movilización popular del 17 de octubre de 1945, fecha que cambió el curso de la historia política en nuestro país. En ese sentido, la importancia estratégica asignada por el peronismo a este municipio fue relevante, lo cual es particularmente importante para la presente investigación: se observa que el partido de Avellaneda resultó un ámbito en el que se desarrollaron una serie de políticas populares y masificadoras de prácticas corporales institucionalizadas, en las cuales se utilizaron como propagandas las retóricas patrióticas y nacionalistas asociadas a los “héroes deportivos locales”. En este sentido, las constantes visitas de relevantes funcionarios estatales nacionales, así como del propio presidente Perón, permiten esbozar que la educación de los cuerpos —en su sentido amplio— sirvió para desplegar un dispositivo biopolítico para transmitir la doctrina justicialista. En efecto, el denominado “peronismo clásico” cumplió un rol trascendente en lo que refiere al desarrollo de la cultura física institucionalizada en la Argentina. Desde sus orígenes, los ejercicios corporales fueron un componente encomiable de la educación integral que se pretendía construir, en una crítica directa a las enseñanzas de tipo enciclopedista que predominaban hasta entonces en el sistema educativo argentino, respetando de ese modo el sentido tradicional de la pedagogía integralista que subordina lo físico a lo intelectual y a lo moral.[3]
Así, la Educación Física, los deportes y las gimnasias resultaron claves para masificar políticas estatales a lo largo y ancho del país.[4] Ahora bien, se propone en este trabajo centrar la mirada en lo ocurrido en el partido de Avellaneda a partir de estudiar las construcciones que en diversos medios gráficos locales se hicieron sobre “los héroes deportivos” avellanedenses, particularmente en dos publicaciones periódicas locales representativas: La Libertad y La Opinión.
Mientras que la primera salió a la palestra el 9 de mayo de 1915, y durante muchos años estuvo ligada a la Unión Cívica Radical, donde escribieron dirigentes de la talla de Crisólogo Larralde, siendo su última publicación el 23 de septiembre de 1959, la segunda, La Opinión, también fue fundada el mismo año, pero con fecha del 1 de diciembre, y estuvo vinculada con las ideas políticas del conservadurismo que en la provincia de Buenos Aires tuvo un peso específico importante —fundamentalmente en la década de 1930—, dejando de ser editada en las postrimerías del gobierno justicialista, el 31/8/1954. Durante el período en que Perón estuvo en el poder entre 1946 y 1955 puede observarse que estas dos publicaciones, si bien avellanedenses, procuraron al mismo tiempo trascender los localismos y transmitir perspectivas nacionales, reproduciendo de ese modo notas de actualidad política de todo el país, así como de cultura y deporte, pero también reivindicar lo regional frente a lo nacional. Es decir, se trata de medios de comunicación que ponen el eje no solo en un objetivo de formar lo avellanedense a partir de la aparición recurrente de ídolos deportivos y artísticos, sino que se busca subsumir lo local en lo nacional, en la construcción de una “Nueva Argentina”. A su vez, se confrontan las observaciones realizadas a partir de las lecturas de estos medios locales de difusión masiva con un análisis de las consideraciones que explícitamente se realizaron en los planes de gobierno de los mandatos de Perón acerca de la cultura física.
En efecto, a partir de reflexionar sobre las cuestiones esbozadas en lo que se conoce como “Primer” y “Segundo Plan Quinquenal” y en las publicaciones La Libertad” y La Opinión, puede asegurarse que lo ocurrido localmente en el área metropolitana sur del Gran Buenos Aires se condice con procesos políticos nacionales, particularmente en lo que se refiere a las prácticas deportivas centralizadas. En este sentido, los hechos analizados reflejan que deben entenderse como productos de una particular mirada regional de un fenómeno más vasto, como fue el incentivo y fomento de políticas adoptadas por el Poder Ejecutivo Nacional con el propósito de transmitir idearios específicos —modelos económicos, hábitos culturales,[5] sentimientos moralistas— que ubicaron al cuerpo en un inusitado lugar central. Por cierto que el logro de estos objetivos se dio de manera escarpada en tanto y en cuanto el peronismo tuvo rivales de peso en el proceso de transmisión de su doctrina, tales como la Iglesia.[6]
En definitiva, la recurrente aparición de “ídolos locales” en las páginas de los medios zonales, como La Opinión y La Libertad, debe entenderse en esa dirección. Tal como se desprende de lo analizado, el pensamiento de fondo consistía en que el desarrollo fabril y el modelo económico peronista requerían de jóvenes fuertes, sanos y atléticos. En ese sentido, el modo en que el peronismo cimentó las imágenes acerca de los “héroes deportivos” sirvió para generar un incipiente pero progresivo orgullo por lo local, que en última instancia, fue útil para reproducir los postulados justicialistas relacionados con la cultura física.
[1] El partido de “4 de Junio” fue llamado así como homenaje a los militares que efectuaron el Golpe de Estado en 1943, y que puso fin al período conocido popularmente como “Década infame”. Entre sus figuras, encontramos a Edelmiro Farrel, quien fuera presidente de facto y vecino de la zona de Avellaneda. El día de la autonomía, 29 de septiembre de 1944, fue invitado junto al ascendente coronel Juan Domingo Perón a participar de la ceremonia. Menos de un mes después del derrocamiento de este último de la Presidencia, el 19 de octubre de 1955, su nombre de “4 de Junio” fue modificado por el de “Lanús”. Al respecto puede verse el texto “Alta y baja cultura en Lanús”, de Iván Orbuch (2015).
[2] Puede profundizarse sobre la formación del Partido Peronista en Avellaneda en el trabajo de Martín Castro, titulado “Dispersión laborista, cohesión ‘renovadora’ y reducción a la unidad en los orígenes del Partido Peronista de Avellaneda, 1945-1948” (2006).
[3] Puede verse en este sentido el artículo “Herbert Spencer y la pedagogía integralista. Influencias en los inicios de la Educación Física argentina” (Galak, 2013).
[4] Cabe mencionar que el presente estudio se inscribe en el Proyecto de Investigación “Prácticas corporales institucionalizadas en el área metropolitana sur de la Provincia de Buenos Aires” (UNDAVCyT, 2012-2015), en el cual se indagó genealógicamente la cultura física bonaerense, observando las particularidades coyunturales pero también las generalidades y recurrencias históricas, teniendo como uno de sus principales objetivos precisamente el lugar del cuerpo en la política, en la educación y en la sociedad en general.
[5] Esos modelos culturales tienden a una educación que contemple la utilización de nuevos hábitos ligados a la construcción de un ciudadano respetable. En ese sentido, es significativo que en 1947 aparezca el “Manual Auxiliar del Ahorro”, impreso en los talleres Peuser, como consecuencia del establecimiento del programa de “Ahorro y previsión”, aprobado por el Consejo Nacional de Educación en la temprana fecha de 1946. Consistió en un Manual en el cual se trataba de predicar sobre diversos aspectos de la conducta, de hacer ciudadanos moderados, de controlar los impulsos, al mismo tiempo que se pretendía dejar en claro que gracias a las políticas implementadas por el peronismo el ahorro es posible.
[6] El fomento propiciado por el peronismo a las distintas instituciones deportivas y gimnásticas encontró, por lo menos en términos de disputa retórica, un rival de fuste en la cúpula de la Iglesia Católica. En efecto, esta institución, aliada en los primeros años del gobierno peronista, vio con profunda desconfianza la práctica de deportes propiciada por el Estado, entendiendo que podían servir como una práctica legitimadora de malos hábitos de vestimenta, y por ende de exhibicionismo corporal (Caimari, 2010: 299). Por caso, el Monseñor Buteler, el obispo de Mendoza, llamó en 1953 a los fieles a ponerse en guardia frente al culto del cuerpo que era considerado pernicioso para la moralidad de la época. Diversos testimonios contemporáneos, como lo escrito por Ricardo Boizard en un libro llamado “Esa noche de Perón” de agosto de 1955, sirven para entender cómo la creación de la Unión de Estudiantes Secundarios fungió como un elemento de conflicto con la Iglesia Católica en lo referido a la captación de los sectores juveniles. Se encuentra en este contrapunto precisamente la posibilidad de profundizar las exploraciones, repensando cómo se vivieron estas tensiones en las localidades del Sur del Gran Buenos Aires.