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EL TEATRO DE LOS CUERPOS: DOMINACIÓN, SUFRIMIENTO SOCIAL, RESISTENCIA(S)



El 24 de septiembre 2007, el filósofo André Gorz se suicidó junto a su esposa Dorine, aquejada de una grave enfermedad. A ella le dedicó su último libro: Lettre a D. Histoire d’un amour:2 Este es un extracto con el cual queremos comenzar este trabajo:


[…] “Vas a cumplir ochenta y dos años. Te has empequeñecido de seis centímetros, solo pesas cuarenta y cinco kilos y sigues siendo hermosa, graciosa y deseable. Hace cincuenta y ocho años que vivimos juntos y te amo más que nunca. Hace poco, me volví nuevamente a enamorar de ti y nuevamente llevo en mí un vacío desbordante que solo se llena con tu cuerpo aferrado al mío […] Ni tu ni yo queremos sobrevivir a la muerte del otro. A menudo nos hemos dicho que si, como algo imposible, pudiéramos tener una segunda vida, desearíamos vivirla juntos”.


En estas páginas entrego algunos elementos para la reflexión sobre el cuerpo, objeto concreto que permite leer a la sociedad. ¿Qué nos dice el cuerpo? ¿Hay varios cuerpos, uno solo? ¿Cómo se construye, desde afuera o desde adentro? ¿Cómo sobrevive? ¿Qué hacemos con él cuando el sufrimiento se acumula? ¿Es posible pensar en sus posibilidades de resistencia? La expresión artística, en su atractiva multiplicidad, permite la entrada sensible a una estética que somete el cuerpo a la mirada social, consiguiendo que la sociedad se vea en él. Los cuerpos del cine de Federico Fellini son personajes monstruosos, deformes, repulsivos. La opción del cineasta por estos cuerpos de personas que protagonizan la vida cotidiana, -la más real de las vidas- no implica que se haya detenido en la tradicional oposición feo/bello. Belleza y fealdad para Fellini, son categorías inseparables, cuya ambivalencia lo hace ser un cineasta que ingresa hasta el fondo del espectador para comprometerlo en lo más profundo de sí mismo como actor de sus propios enigmas. Su desmesura para describir a una Italia decadente y vacía, lo lleva a proyectar sus personajes a la sala de cine, sentarlos junto a los espectadores y dejarlos pegados a ellos.


Los cuerpos de Fellini invitan a pensar al cuerpo (propio) tal-cual-es, antes de cualquier cirugía o deseo de transformación. Porque todo cuerpo es un objeto concreto, nada es más real que él, porque reúne las marcas de la dominación que lo encorvan, lo adelgazan, lo engrosan, lo castigan, si bien aloja también las huellas de una felicidad que –para la mayoría- suele ser efímera y engañosa. No obstante, a pesar de la homogenización a la que lo someten las ideologías y los mercados, el cuerpo no se asemeja a otro y se diferencia por su dimensión, forma, talla, color y significación social. Por eso, los cuerpos feos de Fellini solo pueden ser vistos desde su contrario: la belleza. Bondad y maldad son categorías que inmediatamente aluden a una estetización corporal que facilita las cercanías y lejanías.


I


En los cuentos infantiles, princesas y reinas siempre son las más bellas. Las hadas, mujeres mágicas, se encargan de bendecir a las nobles recién nacidas con los dones de su clase: “la más joven le dio el don de la belleza, la princesa sería la más hermosa del mundo; la otra, el espíritu de un ángel; la tercera, que todo lo que hiciera estaría lleno de gracia; la cuarta, que bailaría maravillosamente; la quinta, que cantaría como un ruiseñor y la sexta, que tocaría todos los instrumentos a la perfección”3 . El relato de este cuento es el largo ocultamiento del cuerpo de la hermosa princesa de Piel de Asno bajo una sucia piel, que evita caer en el desastre del deseo carnal de su padre el Rey, cuya promesa a su esposa moribunda había sido de “casarse solo con alguien más bella, buena e inteligente”.


En Blancanieves, la magia estará ubicada en el espejo de la madrastra, cuya pregunta por la belleza de su rostro lo hace responder reafirmando el orden del mundo: “solo las reinas y las princesas son las más bellas del reino”. Estos cuerpos esplendorosos son dotados de atributos físicos que mantienen el orden: pie pequeño, dedo delgado, cintura de avispa… Los príncipes, también de cuerpos perfectos, suelen sufrir cuando una bruja interrumpe la calma con su maleficio y los transforma haciéndolos desaparecer bajo el cuerpo de un sapo. Esta asociación de cuerpo bello y valor de la belleza se dirige a la alta sociedad de los salones del siglo XVIII, cuestión que la literatura desarrollará para que sea difundida. La familia y la escuela contarán los mismos cuentos, durante siglos, a miles de niños y niñas que luego los contarán a sus hijos y así sucesivamente, hasta socializar los valores asociados, normalizando el sueño que modela a niños y jóvenes. El cuerpo se con-forma a un orden social ajustado al prestigio del rango y al brillo de la belleza y el dinero, en perfecta correlación entre características físicas y características morales. El cuerpo es un don de la naturaleza que se encarna toda la vida en un cuerpo particular y poco importarán las modificaciones que experimente, porque hay un “material original” otorgado por el nacimiento, que nada ni nadie destruye. Es claro que la belleza se significa desde figuras de la fealdad, tal como sucede con El hombre Elefante, cuya historia nos sumerge en el sufrimiento de la deformación física. Fue en el año 1884 que el Doctor Treves supo que se exhibía en un circo a un hombre totalmente deformado. Su cuerpo era la mezcla de graves monstruosidades que lo habían remodelado hasta convertirlo en una forma asimétrica: su cabeza había crecido hasta sepultar la forma original y sus facciones no se veían bajo tanto pliegue y prominencias diversas. Su columna vertebral totalmente desviada, mostraba un lado derecho del cuerpo más grande y sus miembros eran más pesados y fuertes que los del lado izquierdo. Su piel era tan arrugada como la piel de un elefante. El hombre se llamaba Joseph Merrick. En 2007, Dedé es un pescador de 35 años que vive en Yakarta y padece de una extraña afección cutánea llamada papiloma humano, producto de un accidente de juventud. Su cuerpo se ha deformado con las enormes raíces que le han brotado de pies y manos. Para sobrevivir, al igual que el hombre elefante, desfila en una feria ambulante. El doctor Anthony Gaspari, de la Universidad de Maryland intenta curarlo.


El retrato de Dorian Grey4 de Oscar Wilde, es una obra literaria que hace la analogía entre la pureza de los rasgos físicos y la fuerza del alma y que desde lo fantástico y lo diabólico consigue que la maldad sea inexplicable: Dorian Grey conserva el rostro puro de la inocencia, mientras su retrato va mostrando, a medida que pasa el tiempo, el estigma de su maldad. La vejez cristaliza en el retrato todo lo “negativo” de su vida: “Había formulado un deseo insensato: permanecer siempre joven mientras que el retrato envejecería. Guardar el brillo de su belleza, mientras el retrato pintado en la tela asumiría el fardo de sus pasiones y sus pecados […] Ese retrato seria para él, el más mágico de los espejos. A él debía la revelación de su cuerpo, pero le debía también la revelación de su alma”. El rostro de Grey está asociado al carácter, cuestión que preocupaba a los científicos del siglo XIX y que se dibujaba en una tipología social vinculada a las representaciones dominantes en un momento en que la antropometría medía los cráneos, identificaba las razas, el carácter y hasta la disposición al crimen y a la reincidencia.



NOTAS:


2 André Gorz trabajó junto a los existencialistas sartreanos, adoptando un acercamiento existencial del marxismo que lo hará abordar la alienación y la liberación en el marco de una reflexión ligada a la experiencia y al análisis de los sistemas sociales del punto de vista de la vivencia individual. Entre sus principales libros están : Le traitre, La morale de l’histoire, Les fondements pour une moral. Su preocupación por la autonomía del individuo lo lleva a proponer la emancipación del movimiento social, relacionándose así con la Escuela de Francfort en sus diferentes generaciones. Este autor anti-institucional, anti-estructiralista y anti-autoritario trabajará también la tendencia italiana de la nueva izquierda. Preocupado por la ecología y el trabajo, acentúa la relación entre productivismo, totalitarismo y lógica de la ganancia, afirmando la existencia del lazo que vincula crisis ecológica y crisis capitalista.

3 Perrault, Ch, Piel de asno, 1697 Este escritor francés (1628-1703), alto funcionario, protegido de Colbert, publica obras de género galante antes de optar por los Modernos contra los partidarios de la Antigüedad de la Academia Francesa, de la que es miembro desde 1671. Con sus Historias o Cuentos del tiempo pasado, o Cuentos de mi madre la Oca, 1697) se hace famoso e inaugura el género literario de los cuentos de hadas.

4 El retrato de Dorian Gray, 1890, es la única novela de Oscar Wilde. Considerada una de las mejor escritas en lengua inglesa, hizo de Wilde el autor más traducido después de Shakespeare.




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