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Una aproximación a la producción de sensibilidad desde las prácticas corporales.


 

RESULTADO DE INVESTIGACIÓN: Es asociado a la investigación “Configuración de la sensibilidad y subjetividades a través de prácticas somáticas de movimiento en la ciudad de Medellín, 1980-2010”, inscrito en el CODI y vinculado con la tesis doctoral que actualmente desarrolla la autora en el Doctorado de Ciencias Sociales de la Universidad de Antioquia.

 

Introducción


El sentido dado en este artículo3 a la sensibilidad proviene de la estética, entendiéndose como “sistema de formas que a priori determinan lo que se va a experimentar” (Rancière, 2002, p.17), es decir, que los modos de lo sensible delimitan lo visible e invisible de los tiempos, espacios, formas de actividad, lo que se ve, lo que se puede expresar o sentir, las competencias e incompetencias frente a lo común. Por lo tanto, el orden perceptivo tiene implicaciones en la forma de la experiencia por medio de la cual se constituye el “yo” respecto a lo colectivo, a la vez que pone al descubierto la existencia de un común.


A partir de esta idea, las prácticas corporales son prácticas estéticas que al provocar unas “maneras de hacer”, constituyen formas de sensibilidad e inducen modos de subjetivación. Esta orientación parte además de reconocer que la corporalidad se configura en el cruce entre la materialidad individual y la experiencia social, la referencia subjetiva y la norma colectiva. Las fuerzas dinámicas, múltiples y contradictorias de las que emerge la corporalidad, constituyen los niveles que la conforman. De un lado, el nivel macro, corresponde a la fuerza de la construcción histórico-social ejercida a partir de las estructuras discursivas y prácticas desplegadas a través de instituciones, organizaciones y políticas que intentan moldearla (Foucault, 1992); de otro lado, el nivel micro, relacionado con la fuerza de la agencia que reconoce la corporalidad como base existencial del sujeto y la cultura, por lo tanto agente de toda experiencia material y simbólica (Csordas, 1994).


Por otra parte, se advierte que en la condición contemporánea el ser humano se reconoce, se manufactura a sí mismo y se vincula a una sensibilidad común, en y desde el cuerpo, con la mediación de las tecnologías de la biopolítica, el biopoder y del “yo” (Foucault, 1992). Por lo tanto, en la aproximación a las prácticas corporales y sus usos, yace una posibilidad de su comprensión y transformación (Le Breton, 2002; Andrieu, 2006).


La danza Samkya puede considerarse según la propuesta de Volli (2001) como una técnica corporal extracotidiana, de carácter personal (aunque se realicen a veces en grupo y en espacios públicos), ya que busca una dirección activa del participante y le interesa primordialmente la experiencia subjetiva. Según Volli (2001, p.90) “son técnicas para ver en oposición a las técnicas para ser vistas”. En este sentido, las técnicas personales son una forma de “tecnologías del yo”, en la perspectiva asignada por Foucault (1996, p.16) ya que permite a los sujetos constituirse y transformarse a sí mismos, desarrollando ciertas operaciones sobre su cuerpo y su alma, pensamientos y conducta.


En síntesis, lo que interesa al ejercicio investigativo es problematizar las formas de intervención corporal disponibles en Medellín, entre las cuales está la danza Samkya, para develar los procesos de subjetivación que ellas producen y las formas que se hacen visibles o invisibles, modos de lo sensible.



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