VARIACIONES SOBRE EL CUERPO. NIETZSCHE, MERLEAU-PONTY Y LOS CUERPOS DE LA ETNOGRAFÍA
1. Introducción
Para quienes nos reconocemos en el escenario de un mundo multicultural (y especialmente para los antropólogos, habituados desde hace tiempo a retratar la diversidad de ese mundo), la percepción y reflexión sobre la corporalidad puede ser provocadora de una estimulante paradoja. En tanto encarnación del sujeto, materialidad, bios, el cuerpo es aquel sustrato común que compartimos con las mujeres o con los hombres de distintas sociedades en el tránsito del nacimiento a la muerte, aquello que nos hace semejantes. Ya sea porque unas y otros poseen anatomías similares que pasan por etapas de desarrollo vital e involucran procesos fisiológicos y a veces disfunciones de los mismos más o menos semejantes o, también, porque para todos nosotros el cuerpo es nuestro anclaje en el mundo, es el medio por el cual habitamos el espacio y el tiempo y podemos llegar a captarlos –aquellas “intuiciones sensibles”, en términos de Kant, que están en la base de toda posibilidad del conocer–. Sin embargo, sobre esta materialidad común de los cuerpos, la vida sociocultural construye prácticas disímiles (técnicas corporales cotidianas, modos perceptivos, formas de habitar el espacio, gestos, expresiones de la emoción, síntomas, danzas) y da lugar a representaciones de la corporalidad y de sus vínculos con el mundo también diferentes. El cuerpo inevitablemente es atravesado por los significantes culturales y él mismo se constituye en un particular productor de significantes en la vida social. La reflexión antropológica sobre la corporalidad, de Mauss (1979 [1936]) en adelante, ha dirigido su atención a develar el carácter culturalmente construido de la misma.
Así, a partir de las etnografías sobre aquellos pueblos denominados (por Occidente) no-occidentales, ha relevado la existencia de variadas formas de utilizar y representar los cuerpos. No obstante nuestra pertenencia a este campo disciplinar, hemos elegido recorrer un camino en cierta forma heterodoxo, centrándonos en la paradoja antes enunciada, esto es, en la pregunta por aquellos rasgos constitutivos que, a pesar de la reconocida diversidad cultural de las corporalidades, nos permiten seguir planteando que se trata de un mismo cuerpo, que en sus diferentes géneros, transita el recorrido de la niñez a la ancianidad. Como es de esperar, una pregunta heterodoxa dentro del paradigma disciplinar, suele iniciar una búsqueda de respuestas también heterodoxa. En este caso, se trata de reconstruir ese cuerpo compartido y a la vez diverso, a partir del análisis de las concepciones del cuerpo que sustentaron algunos filósofos occidentales, ciertos planteos del psicoanálisis y las que nos brindan las etnografías. Dentro de este marco, el presente artículo referirá especialmente a los filósofos que nuestro título evoca y, en lo que atañe a la etnografía, sintetizará las principales conclusiones de algunos trabajos clásicos y de mi propia etnografía con los grupos aborígenes toba de la provincia de Formosa, Argentina.
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