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Representaciones de los cuerpos negros a partir de los sistemas jurídicos en Colombia*



Todo problema humano demanda ser considerado a partir del tiempo.

Lo ideal sería que el presente sirva para construir el porvenir.

Frantz Fanon. Piel Negra Máscaras Blancas


Realizar un análisis histórico requiere comprender los mundos desde los que se habla en cada temporalidad. Muchos son las realidades que se transforman en un lapso de tiempo tan largo como el que comprende este trabajo, desde el siglo XVI hasta la actualidad, pero una búsqueda finita sobre la corporalidades en la historia de los sistema jurídicos en Colombia permitirá encontrar algunas de las principales tendencias de las representaciones de la corporeidad de las poblaciones negras desde los sistemas jurídicos coloniales hasta los sistemas jurídicos actuales.


En este recorrido relataré de manera breve algunos momentos en que las poblaciones negras han sido objeto de regulación, referenciaré las principales representaciones de la corporeidad desde el período colonial y examinaré las implicaciones actuales de la legislación en la construcción de la corporeidad de las poblaciones negras.


Antes de iniciar con ese recuento histórico me gustaría plantear la pregunta que un antropólogo colombiano me hizo cuando esbocé la propuesta de investigación ¿Por qué hablar de esclavos cuando vamos a hablar de las poblaciones negras?, esta pregunta generó inquietudes cuando se puso sobre la mesa, pero finalmente encontré que la razón era histórica y aunque se encontraba antes de mi periodo de análisis, era necesaria para comprender la pregunta.


El hecho de que al Nuevo Continente llegara como esclava mayoritariamente gente negra estaba relacionado con el cierre de los mercados de esclavos del Mar Negro a mediados del siglo XV y la toma de Constantinopla por los turcos, lo cual generó una reducción de las posibilidades de compra de esclavos en occidente, al punto de convertir en sinónimos la condición de esclavo y africano.


“El africano, antes un esclavo entre muchos, surgió ahora a los ojos de los europeos como la única fuente de mano de obra barata, extranjera y servil que quedaba” (Bowser. En Peña 1992:188). Es por esto que la mayoría de esclavos que se introdujeron, a principios del siglo XVI, generalmente provenían de las costas africanas, de manera que la primera representación referida a los africanos fue la de ser sinónimo de esclavo.


Además de este precedente, es necesario tener en cuenta lo planteado por Rojas (2008: 112): “La esclavitud fue (y aún lo es hoy) una institución creada por seres humanos y sociedades concretas, en momentos particulares de la historia, que refleja las formas de pensamiento y organización social vigentes en cada momento”. De esta manera iniciaré con una línea de tiempo partiendo del siglo XVI hasta la actualidad.


Dese la llegada de los esclavos en el territorio que hoy es Colombia, se inicia una amplia regulación sobre su vida, que empieza tempranamente con la expedición de leyes y normas que intentaban ir a cada paso de la población africana que había llegado con los europeos. Con el establecimiento de dinámicas de explotación de indios y posteriormente de africanos, las regulaciones fueron instalándose como una manera natural de dominación sobre las poblaciones negras y con ello sobre sus cuerpos.


A partir del siglo XVI la legislación ha estado presente, estableciendo un sistema jurídico diferenciado, que instauraba el precedente de distinguir la diversidad existente en el territorio. Ésta, referida a la exclusión, control y regulación de la vida de la población negra, asentó una clara relación de dominación que “a diferencia de los que sucedía con el indio, el negro como entidad humana y pieza clave en el desenvolvimiento económico, estuvo totalmente desprotegido en el ámbito jurídico colonial” (Friedemann, 1993: 58)


La autora, cita el documento en el que por primera vez en la historia americana se autoriza la entrada de negros al continente a través de una Instrucción expedida el 16 de septiembre de 1501. Esta instrucción, primera figura jurídica de autorización, contiene la descripción de características que dan cuenta de las restricciones que había para la trata con relación a la religión; según el documento no podían entrar:


“moros nin xudios, ni erexes, nin rreconcyliados, nin personas nuevamente convertidas a Nuestra Fée, salvo si fueren esclavos negros u otros esclavos que fayan nacido en poder de cristianos, nuestros súbditos é naturales” (Díaz Soler, citado en Friedemann 1993: 34).


Estas particularidades iban determinando las primeras marcas coloniales que establecerían los lugares que ocuparía la gente negra en la sociedad esclavista que se instauraría en América.


Las leyes esclavistas, códigos, sanciones y castigos que regularon la presencia de los esclavos en América son múltiples, referidas inicialmente a las restricciones por la religión y se fueron modificando a medida que el comercio fue creciendo, estableciendo necesariamente unas autorizaciones para su traslado cada vez más complejas, de manera que las primeras instrucciones fueron remplazadas por permisos y licencias que cambiaron el comercio libre, que se mantuvo hasta 1513, por una regulación económica del intercambio de esclavos.[1] Estableciéndose así, una condición mercantil de los nuevos pobladores del continente.


De esta manera los pobladores africanos se fueron convirtiendo en una pieza clave para mantener el orden económico de las colonias. “la esclavitud era un fenómeno sistémico en el cual liberar a los esclavos cambiaba los cálculos económicos, hacía variar las rentas, alteraba prejuicios raciales y construía símbolos de diferenciación social y de confrontación con sistemas laborales nuevos” (Tovar J. y Tovar H. 2009:36).


Poco a poco, sobre la condición de esclavo se empezaron a generar contradicciones: las representaciones que se encuentran sobre los africanos llegados al nuevo mundo oscilan entre el ser humano y ser esclavo, reflejándose en la legislación, como plantea Navarrete (2005: 211)


“La paradoja de ser esclavo y de ser persona estuvo presente en todas la sociedades donde la esclavitud existió. Ideológicamente, estas sociedades se acomodaron y aceptaron la contradicción del esclavo como mercancía y el esclavo como ser humano, por tanto, transmisor de cultura y portador de valores espirituales. Esta condición hizo que los esclavos fueran considerados unos bienes para los que existía una legislación, por muy “cosas” que fueran, no se les podía despojar de su condición de seres con espiritualidad”


Para esta paradoja se encontró como justificación la cristianización, como una manera de argumentar el hecho de esclavizar seres que no tenían suerte, siendo el africano un “ser asociado a los moros infieles y fruto de la maldición de Cam. El español tranquilizaba su conciencia respecto de la esclavitud con la idea de la salvación del alma que ofrecía permitir la cristianización.” (Navarrete 2005:35)


Durante mucho tiempo, la iglesia tuvo gran protagonismo como garante de evangelización, en manos de esta se encontraba la misión de difundir y expandir el catolicismo. Sin embargo, el papel de la iglesia para las comunidades negras es un poco ambiguo; por un lado contribuyó con la legitimación de la esclavitud y por otro lado se establecieron pronunciamientos que manifestaron “desde reservas hasta la condenación frente a la esclavización de africanos” (Agudelo. 2005:47)


Debido a las condiciones de la esclavización, a mediados del siglo XVI se empieza a generar algunos alzamiento de negros, razón por la cual ante cualquier intento de rebelión o de resistencia al sistema que se venía imponiendo era regulado con legislación que seguía desfavoreciendo a la población negra y que trataba de evitar a toda costa un cambio en esta institución fundamental para la época económica de la Colonia en el siglo XVII. Era tanto el temor a la subversión que en la misma legislación se ofrecía dinero a cambio de las denuncias de planes insurgentes promovidos principalmente por los cimarrones, que ya empezaban a reconocerse por su accionar.


Viene entonces un periodo entre los siglos XVII y XIX de constantes regulaciones orientadas a controlar a la población esclava; para evitar que los esclavos se alzaran o se rebelaran se establecieron estímulos que mantuvieran a los negros sometidos como propiciar el matrimonio entre ellos bajo ciertas condiciones económicas y prometer que serían liberados junto con sus esposas e hijos si cumplían algunas circunstancias de tiempo y una cantidad de dinero suficiente para complacer a sus amos, condiciones que difícilmente podían cumplir. Esta idea de la manumisión[2] fue un incentivo permanente para los esclavos, el ánimo de conseguirla algún día promovía que estos se mantuvieran obedientes.


Contrario a los incentivos y las posibilidades de ser libres se establecieron también restricciones, sanciones y castigos para los esclavos. Con el aumento de la población esclava se empezaron a establecer regulaciones referidas a su movilidad y sus prácticas, por lo tanto se sancionó severamente el hecho de caminar por las calles en la noche, realizar festejos, portar armas, o vestir con adornos lujosos, igualmente se establecieron prohibiciones para celebrar contratos, ser propietarios y asociarse.


Algunos apartes de los castigos que se establecieron hacia 1570 son expuestos por Nina de Friedemann, citando a Quiroz 1943: