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El goce como estrategia de construcción del cuerpo post sida


Resumen


El presente artículo estudia la experiencia y la producción estética resultante de la enfermedad, partiendo de las definiciones de placer y goce de Roland Barthes; el neobarroco de Severo Sarduy; el erotismo de Georges Bataille, y el festejo o carnaval, de Mijail Bajtin. Para ello, se realiza un análisis de la erótica de la enfermedad desde dos estudios de caso (Robert Gober y Raúl García Sangrador), donde el arte recurre al fenómeno del sida para crear nuevos significados de la corporalidad actual. Se concluye que, a partir del goce, es posible definir la erótica de la enfermedad como un reto para el entendimiento del arte actual y un espacio de tensión en donde el sida se convierte en un fenómeno artístico-político.


Palabras clave: Arte contemporáneo; corporalidad; estética; erotismo; enfermedades


Abstract


The present article studies the experience and the aesthetic production resulting from the disease, starting from the definitions of pleasure and enjoyment of Roland Barthes; the neo-baroque of Severo Sarduy; the eroticism of Georges Bataille, and the celebration or carnival, by Mijail Bajtin. For this, an analysis of the erotica of the disease is carried out from two case studies (Robert Gober and Raúl García Sangrador), where art uses the AIDS phenomenon to create new meanings of the current corporality. It is concluded that, from enjoyment, it is possible to define the erotic of the disease as a challenge for the understanding of current art and a space of tension where AIDS becomes an artistic-political phenomenon.


Keywords: Contemporary art; corporality; esthetic; eroticism; diseases


Resumo


O presente artigo estuda a experiência e a produção estética resultante da doença, a partir das definições de prazer e gozo de Roland Barthes, do neo-barroco de Severo Sarduy, do erotismo de Georges Bataille e da celebração ou do carnaval de Mikhail Bajtin. Para isso, realiza-se uma análise do erotismo da doença, a partir de dois estudos de caso (Robert Gober e Raúl García Sangrador), onde a arte usa o fenômeno da AIDS para criar novos significados da corporeidade atual. Conclui-se que, a partir do gozo, é possível definir o erótico da doença como um desafio para a compreensão da arte atual e um espaço de tensão no qual a AIDS se torna um fenômeno artístico-político.


Palavras chave; Arte contemporânea; corporalidade; estética; erotismo; doenças



Post sida


El 3 de julio de 1981 se publicó en el New York Times una nota sobre un cáncer raro detectado en 41 homosexuales, principalmente en las ciudades estadounidenses de New York y San Francisco (Altman, 1981, p. A 20). Esa fue la primera vez que la prensa escrita abordó el tema, con cierta reticencia, en parte por las políticas conservadoras de la administración de Ronald Reagan (1981-1989). Desde entonces a la fecha, han ocurrido una serie de sucesos que obligan a hacer un alto y observar cómo el sida ha generado matices dentro de las estructuras sociales de todos los países alrededor del mundo. El arte también ha registrado estas consecuencias, creando poéticas particulares, en las que los conceptos de salud, enfermedad, cuerpo y muerte han sido problematizados y puestos en conflicto desde la mirada médica, antropológica, histórica, estética, entre otros. El presente ensayo propone el neologismo pos sida para referir a este período de 36 años, desde la nota del cáncer raro del New York Times.


El goce como estrategia de la enfermedad


En la Galería Juana de Aizpuru de Madrid ví por primera vez, en el año 2003, una exposición fotográfica de Joel Peter Witkin2 (n. 1939). La mayoría de sus tomas son puestas en escena; estas parten del conflicto con lo corporal, del cadáver y los cuerpos atípicos que se convierten en temas de reflexión. Una de las fotografías de dicha exposición se ligó profundamente en mi pensamiento: Corpus Medius, fechada en el año 2000. Se trata de una foto blanco y negro de unas piernas masculinas bien torneadas sobre una mesa con mantel oscuro. Es la mitad de alguien que en vida seguro hacía ejercicio; un cadáver cortado por la cintura con las vísceras expuestas. El pene se ve flácido y de prepucio largo que, junto con los testículos, cae de lado por la gravedad. Desde ese día de 2003 a la fecha no puedo dejar de pensar que esa fotografía es profundamente erótica; definitivamente puedo afirmar que contemplar una imagen como Corpus Medius genera en mí una experiencia estética3, pero ¿es posible que un cuerpo cercenado a la mitad pueda despertar erotismo en el espectador? ¿Es posible hablar de placer estético? Witkin presenta sus imágenes como piezas de arte abyecto, el cual se fundamenta principalmente en el pensamiento de Georges Bataille, en dos textos esenciales: Las Lágrimas de Eros (2002) y “El Erotismo” (Breve historia del Erotismo, 1970).


Bataille descubre que, en ciertos momentos, la mente humana genera una amalgama en la que lo más despreciable toma el mismo estatus que lo más sagrado; el erotismo es quien aglutina con tánatos. Así, el cadáver es el elemento abyecto por excelencia. Hal Foster habla de esto en El retorno de lo real y marca una disyuntiva con André Bretón, cercano al psicoanálisis freudiano y que se contrapone a la propuesta batailliana (Foster, 2001, p. 163). Esto me representó un conflicto: ¿estoy equivocado al afirmar que la fotografía cadavérica de Witkin me produce una experiencia estética? ¿Solo a mí me ocurre? Mi amigo Fabián Giménez Gatto me comentó que tal vez es más acertado decir que se trata de goce, más que de placer estético. ¿Cómo se crea esta diferencia? Roland Barthes hace una propuesta a partir de definir dos instancias:


•) Texto de placer: el que contenta, colma, da euforia; proviene de la cultura, no rompe con ella y está ligado a una práctica confortable de la lectura.


•) Texto de goce: el que pone en estado de pérdida, desacomoda (tal vez incluso hasta una forma de aburrimiento), hace vacilar los fundamentos históricos, culturales, psicológicos del lector, la congruencia de sus gustos, de sus valores y de sus recuerdos, pone en crisis su relación con el lenguaje. (Barthes, 2011, p. 22).


En otras palabras, Barthes marca dos rutas de cómo abordar un texto, ya sea de placer o goce. El primero implica lo inmediato, fácil y confortable; el segundo implica una confrontación con lo establecido, es la búsqueda del entendimiento. ¿Y si se crea una analogía entre el cuerpo de texto y el cuerpo humano con los sesgos de placer y goce? Así resulta congruente pensar en dos rutas de análisis de la fenomenología del cuerpo: el que se vincula con la inmediatez del placer normativo en confrontación con el goce, que orilla a releer los estados del cuerpo desde la crisis de lo establecido; obliga a crear nuevas rutas de entendimiento y, en más de un sentido, esa es la ruta de creación de conocimiento nuevo.La dicotomía entre placer y goce propuesta por Barthes es en sí un eco más de varios planteamientos hechos por autores como Nietzsche y sus conceptos apolíneo y dionisíaco; el primero representa la razón, el segundo el exceso y la orgía, y ambos forman las dos caras de una sola moneda. En El barroco y neobarroco, editado por El Cuenco de Plata, Valentín Díaz aborda la cercanía entre Severo Sarduy y Roland Barthes; califica a El placer del texto como un libro de ruptura: “Allí las referencias al barroco y a Sarduy son algunos de los fundamentos de la nueva ética de la literatura planteada entorno a las variables placer/goce” (Sarduy, 2011, p. 64).


Para Barthes, el intersticio existente entre placer y goce es un espacio que funciona en tensión, y es ahí donde se genera el erotismo. Para Sarduy,el neobarroco es el espacio de choque entre el abigarramiento del barroco y el vacío; este último, esencia de movimientos como el minimalismo y el arte conceptual. Así lo comenta Anna María Guasch:


Tras el referente manierista que Achille Bonito Oliva esgrimió para sentar la transvanguardia, a finales de los años ochenta, la mirada janica que tenía unojo puesto en el presente y otro en el pasado fijó su atención en el barroco.Entre otros lo hicieron Severo Sarduy, Guilles Deleuze, Guy Scarpetta, OmarCalabrese, Francisco Jarautta, José Luis Brea, Massimo Cacciari y Christine Buci-Gluksmann, y lo hicieron al mismo tiempo que se renovaba el interés por las maneras minimalistas4. Ello favoreció procesos de contaminación entredos conceptos estilísticos y entre dos territorios culturales antagónicos, lominimal y lo barroco, caracterizado uno por su estética fría, geométrica, lógicay aséptica y, el otro, por el exceso, la inestabilidad, la metamorfosis, el caos,el laberinto, el fragmento, la complejidad, la dispersión y la perversión (2000,pp. 429-430).


Guasch cita a Sarduy, quien encuentra en lo barroco, no la referencia aun periodo histórico,


sino una cualidad formal de los objetos que lo expresan, es decir una categoría estética; propuso la denominación de neobarroco para calificar un periodo dominado por el discurso de la contradicción, el choque, el entrecruzamiento, la paradoja, y principalmente por la sobre valoración de lo subjetivo ante el inocuo reduccionismo formal (2000, p. 430).


La serie de pinturas realizadas en conjunto entre Andy Warhol, Jean MichelBasquiat y Francesco Clemente, es un buen ejemplo de esta combinación ambivalente entre el signo carente de significado, uno de los pilares del conceptualismo, en unión con el grafiti y la transvanguardia, estos dos últimos contestatarios ante el primero.


En esa misma línea, podríamos hablar que en estos cuadros se materializa la presencia simultánea entre lo apolíneo y lo dionisíaco, entre el vacío y el miedo al vacío –que es el barroco–, entre placer y goce, y es en este intersticio donde presenciamos el erotismo, un erotismo semiótico. Barthes “... traza dos límites; uno prudente, conformista,plagiario que ha sido fijado por la escuela, el buen uso, la literatura, la cultura, vs. el otro límite, móvil, vacío, allí donde se entrevé la muerte del lenguaje”(Barthes, 2011, p. 15). Concluye que el erotismo ocurre en el intersticio entre el primer límite y el segundo, en el espacio existente entre los dos bloques.¿Será posible trasladar esta ruta de pensamiento y hablar de la erótica de la enfermedad? Del mismo modo que Witkin puede ser leído desde el entendimiento del pensamiento post estructuralista, ¿el sida puede ser tema deconstrucción de nuevos sentidos y nuevos entendimientos de la corporalidad serovinculada? ¿Existe erotismo en la enfermedad?


NOTAS:


2 Para más información véase la página del Museo de Fotografía Contemporánea de Columbia, en Chicago, en el siguiente enlace: http://www.mocp.org/detail.php?type=related&kv=7876&t=people

3 Hans Robert Jauss define a la experiencia estética como el goce de lo bello, sea en temas trágicos o cómicos, aún cuando aquí, su definición de goce es más cercana a una experiencia satisfactoria, radicalmente distinta a la propuesta por Barthes, la cual se desarrollará más adelante. En este punto del presente ensayo, se retomará la especificación que hace Jauss en cuanto a la experiencia estética desde su Aisthesis: “designa la experiencia estética fundamental de que una obra de arte puede renovar la percepción de las cosas, embotada por la costumbre” (Jauss, 1972, p. 5).

4 Resulta paradójico –y evidentemente pendular– que Guasch mencione a estos autores como pensadores del discernimiento barroco posmoderno, como una respuesta del minimalismo, cuando fue el minimalismo que dio origen al cuestionamiento barroco.